domingo, 18 de julio de 2010

No hay peor ciego que el que se ciega en nombre del figurado amor

Es verdad que probablemente perdí al único hombre que ha dicho amarme, y es tan cierto aquello como que su amor, para mi ahora no es nada; no por que siempre lo haya sido, si no más bien ya no tengo tiempo para sus palabras. Que se retorcían y una vez cada tanto regresaban con amor, odio, egoísmo, pasión y sexo. Pero siempre un fantasma las seguía. Se decía a si mismo "eres el peor error de mi vida". Entonces se encargaba de no hacerme olvidar esas palabras y me fastidiaba comparándolas con las anteriores; que bailando acompasadamente a mi oído llegaban con ganas de inducirme. Y bendito sea el fantasma aquel por que me hizo entender que no valen más los actos ni valen más las palabras. Son su conjunto lo que nos une o nos separa.

¡No inventemos más excusas por favor!
Basta de subvencionar los malos actos de otros.
Basta de colocarnos un velo e inventarnos felicidades en medio de reacciones caóticas.
Basta de no querernos y escuchar palabras que no tan sólo nosotros no las merecemos.
A nadie en esta vida le corresponde tal falta de respeto inconsciente, llena de argumentos irracionales que se sumergen en una atmósfera irreal creada por el atacante.

2 comentarios:

  1. ¡Oye hija de la libertad, sé libre y vuela alto para encontrar un lugar donde te acomodes plácidamente, sin maltratos, sin tormentos, sin mentiras, sin complicaciones!

    ¡Hay que matar el fantasma de ese amor si nada bueno trae!

    [yo te entiendo tanto..!]

    ResponderEliminar
  2. es verdad querida, ese fantasma ya cumplio su funcion, debo dejarlo ir, por que o si no tendre miedo nuevamente.

    ResponderEliminar