sábado, 10 de julio de 2010

Monólogo con el alma.

Si la música es lo más hermoso que pueden escuchar nuestros oídos. Si dulcemente toma la mano del poeta y lo translada a otras tierras, así como tambien eleva la mente del hombre que vive ensimismado en su rutina. Si puede crear hermoso parajes en cabezas novatas en imaginación. Si puede dormir al recién nacido y despertar a la mujer que ha caminado muerta en vida. Si puede todo aquello y mucho más. Por favor permíteme ser entonces yo también parte de aquella cuidad dónde los sueños y los amores van caminando codo a codo con sus creadores, dónde los ideales pernoctan junto a las esperanzas de los jovenes. Yo iré con disimulo por sus calles, pero mis pasos serán firmes y seguros. Tendre valor y jamás caeré en emperejilaciones innecesarias. Sólo te pido una pequeña ayuda, dame un compañero fiel que tambien quiera ir por tierra y cielo entregando fragmentos de tu cuidad. Muestráme un ademán que me permita reconocerlo. Guíame con la certeza cuando yo dude de si es quien yo creo. Y por favor, no permitas que los ojos del corazón se cieguen tanto para mi, como para él; que si algún miedo guardo es quien sea el orgullo el que nos separe.
Yo sé que cuidas de mi, y siempre escuchas atento mis peticiones, y te alegras a menudo por mis observaciones, por otro lado tampoco te sorprenden mi gratitud, pero eso no quiere decir que no te sientas orgullosa, de quien tu omnipotencia ha creado y tus pruebas maravillosamente han forjado.
Tu sabiduría está al alcanze de todos, pero pocos somos los que hemos de practicarla para que esta llegue a los corazones atrofiados, a los cerebros inconscientes. La tarea que has de encargarme no ha ser de fácil, caeré incomprendida por muchos, para otros tantos seré tan solo otra persona mas insana. Por lo mismo como te imploro el cielo azul para que me recuerde quien soy y a que he venido, así mismo necesito un complemento. Que tu amor ha sido misericordioso y por lo mismo me ha permitido abrir mi corazón, pero no todas las alhajas que en él guardo he de compartirlas sin miedo ni inseguridad. Tu entiendes lo que digo y sabes como me ha costado el camino sola, aunque nunca lo estamos en verdad...Sólo necesito una mano que vaya a la par conmigo y dónde las palabras no sean necesarias, que tengamos una mirada que sólo nosotros sepamos identificar. Mientras que un hilo invisible nos una y aunque estemos separados sin saber uno del otro, nuestra comunicación no tenga barreras, por que nuestro subconsciente percibe antes de poder encausar las palabras y comunicarnos. Por que debemos estar siempre conectados si queremos cumplir la misión que tu con tanta efusión a través de la naturaleza nos has encargado.

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