lunes, 7 de junio de 2010

indemne porvenir.

Voy a dimitir acerca de las rejas que te coloqué.
Y sentiré liviana la afrenta, por qué dejé de lado el ego.

Seamos analfabetos de recuerdos y rencores.
Vivamos como los niños, desconoscamos los sentimientos agrios.
Sancionemos el impulso para evitar, pero no ofendamos al corazón.

Oh! No seas arbitrario con la razón, tampoco con el amor.
La inteligencia emocional dicen que es la receta.
La razon tan sólo un ingrediente más.
Que el decreto no lo coloque el mundo.

Preclaro han sido tus intenciones.
muy bien yo lo sé
Pero no por ello debes anularte
el único premio que así te ganas
es la saña contigo mismo.
Quedándo ciego, caminando aturdido.

Yo tambien fui el díscolo
que pretendía ir en contra del prójimo cuadriculado.
Pero terminé en la parada del encono hacia uno mismo.

Cuando nos volvamos a ver
vamos a exonerarnos de todo lo que pasó
antes de volver a oírnos.
Es la única promesa que te puedo hacer
mientras te escriba.

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