No te confundas.
No me confundas.
Que mi rosas aún son para quien no las quiso.
Pero ya llegara el invierno.
Y lo lloraré para luego congelarlo.
Aunque he pagado deudas de otros con amor.
Esta deuda sólo él puede saldarla.
Y así ha de llegar la primavera.
Su calor derretirá los hielos.
Sus disculpas lo convertirán en río.
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